25 ago 2011

Debate sobre la incivilización

Hoy, mientras daba un paseo matutino (sí, como los abuelos, pero no es fácil recuperarse de una neumonía), comencé a oír gritos, aplausos y un silbato de árbitro en uno de los numerosos parques que hay por el barrio en el que vivo.

Era un campeonato de voley-ball en plena calle, con su público, su árbitro y toda su parafernalia.

Ver que dicha competición se llevaba a cabo en una pista callejera me hizo reflexionar sobre la cantidad de pistas de calle que hay en esta zona de la ciudad, y prácticamente por toda la metrópoli.

En casi cada parque hay una cancha de baloncesto, una pista de fútbol sala o una de voley, con gradas, equipamiento y en perfectas condiciones. Sólo les falta una cosa: alambradas.

Todas estas instalaciones son públicas, sin haber ningún tipo de vigilancia o cercado que las proteja del vandalismo o el saqueo al que estamos acostumbrados en nuestro país. No quiero decir con esto que en España solo hayan vándalos y ladrones, pero sintiéndolo mucho por todo aquel que pueda sentirse ofendido, me temo que en España, una cancha de baloncesto en plena calle amanecería al tercer día de su instalación sin cestas.

No digo que aquí no se cometan robos del patrimonio urbano, pues todo objeto metálico de la escalera de un bloque de vecinos es vendible y, por lo tanto, robable y robado.

A lo que voy con todo esto es a que me encantaría que se debatiese aquí, por medio de los comentarios, el porqué en ciertos países se cumplen ciertas normas sociales y morales, mientras se incumplen otras, y en otros se respetan otras mientras se ignoran unas.

Por ejemplo, en Bosnia i Herzegovina el estilo de conducción es alarmántemente agresivo, sin llegar a hablar de su casi completa omisión de la preferencia de paso de los peatones en los pasos para ellos.

Me encantaría llegar a descubrir qué hace que en un país o una zona determinada se robe todo el mobiliario urbano posible, mientras en otro se respete como algo normal y asumido.

Por poner otro ejemplo, aquí existen ajedreces gigantes en el centro de la ciudad, estando las piezas en una gran caja al lado del "tablero", a disposición de quien quiera hacer uso de ellas libremente, cosa que si se diese en mi barrio en España, en un par de horas la mitad del vecindario tendría decoración temática de ajedrez en sus casas.

También hay bicicletas antiguas en los jardines de los edificios con macetas y plantas, en plena calle y sin ningún tipo de "protección", al igual que rosales y todo tipo de flores que en nuestro país acabarían en un abrir y cerrar de ojos en un romántico ramo improvisado para más de una novia adolescente sorprendida.

Vuelvo a decir que no estoy criticando a nuestro país, pues aquí existen muchísimas "normas" sociales que se incumplen o se omiten, y en España se cumplen como algo asumido y normal. Tan sólo pregunto POR QUÉ en unos países se cumplen y en otros no.

El debate está abierto para todo/a aquel/aquella que quiera opinar, recordando, por supuesto, lo único que siempre he pedido en vuestros comentarios: respeto y calma.

Es un debate, no una discusión.

¡¡Gracias!!

10 ago 2011

Habemus visit Papam, pero no papas...

Hoy toca rozarle un poco la moral a los católicos (es lo bueno de ser ateo).

En poco tiempo, el máximo mandatario de la Iglesia Católica estará en nuestro país, con todo lo que esto conlleva.

Si por una parte dicha visita aportará unos ingresos extra muy jugosos a comercios, hoteles, restaurantes y empleados que se han contratado para preparar todo lo necesario, por otra no deja de venirme a la cabeza la ironía del acto en sí.

Para empezar, España se haya autodenominado como estado aconfesional (NO LAICO), y tiene derecho a mantener tratados de colaboración con El Vaticano, por lo que puede legalmente encargarse de la gestión de todo lo que conlleva una visita de este nivel, pero no dejo de pensar en todos esos mandatarios que hablan de apretarse el cinturón en estos malos tiempos, mientras por otro se van a gastar millones de euros en algo que no tendrá relevancia alguna sobre la situación económica actual, pues me temo que el gasto va a ser mayor que los beneficios.

Para continuar, y sintiéndolo mucho por mis amigos católicos, no me parece nada bien que se hable de solidaridad ante un micrófono, mientras en países como Somalia, por poner el ejemplo más "actual", la gente muere de hambre y sed.

No estoy hablando de empobrecer a la Iglesia para dar de comer a la gente que se muere (ya me gustaría a mí ver eso), si no de "apretarse el cordón del hábito". Lo que para El Vaticano sería no hacer un par de visitas de estado, para la gente de esos países podría significar salir adelante y sobrevivir.

Dejando aparte mi opinión sobre si un estado debería dar honores o no a un mandatario religioso (creo que bastante habré ya cabreado a los católicos), creo que una visita papal debería salir de las arcas del Vaticano.

Para finalizar, solo me queda decir que hay muchísimas cosas de las que recortar gastos, aparte de estos "actos de estado", y que podrían aportar ese apoyo del que tanto hablan los políticos para quedar bien. Sin ir más lejos, recuerdo que a mediados de los noventa, con una pausa de DOS SEMANAS de ventas de armamento en el mundo, se solucionarían todos los problemas de los países pobres a NIVEL MUNDIAL, y hoy en día el presupuesto militar de los países desarrollados es mucho mayor en proporción que en aquella época.

Es sólo cuestión de matemáticas...

5 ago 2011

90 Km/h

El Gobierno se plantea bajar el límite de velocidad en carreteras convencionales a 90 Km/h

Esta noticia de hace dos días lleva desde entonces rondándome por la cabeza, y a cada vuelta que le doy, me parece una medida más absurda.

En España hacemos y deshacemos leyes a diestro y siniestro, dándome ya la impresión de que lo hacemos por probar, a ver qué pasa.

Para colmo, lo hacemos sin tener en cuenta los costes y las repercusiones, en comparación con los resultados, y sin contar con lo que hace que una ley funcione, o no: EL FACTOR HUMANO.

Dicen que esta ley va a simplificar el modo de comprender el límite de velocidad, pues hasta ahora, en carreteras convencionales con un arcén menor a 1'5 metros estaba permitido circular a una velocidad no superior a 90 Km/h, mientras en las que el arcén superaba la medida, el tope estaba en 100 Km/h.

Cada día se diseñan coches más seguros, con mayor capacidad de frenada, suspensión, agarre y reacción a las órdenes de su conductor pero, en vez de aumentar los límites para conseguir una circulación más fluida, lo bajamos porque la siniestralidad es aun muy alta.

El motivo de este índice tan elevado de muertes no es la limitación de velocidad, si no ese factor que antes he nombrado. La mayoría de los conductores no respetan la ley porque su tiempo es más importante que perder la vida o matar a otro u otros.

Si vemos una recta, pisamos a fondo porque no nos gusta la monotonía de no mover el volante para nada. Nos ponemos de los nervios cuando alguien circula justo delante de nuestro vehículo a justo la velocidad que indica la señal de la carretera, y ya no digo nada cuando tenemos dos carriles para el mismo sentido, y en el izquierdo está adelantando alguien sin sobrepasar el límite permitido. Nos falta tiempo para hacerle luces en cuanto sobrepase al coche que adelantaba para que se aparte.

Por otra parte, lo que más me chocó fue que en los medios informativos aparecía un chico de la asociación de víctimas de accidentes de tráfico que indicaba la diferencia en las distancias de frenada entre circular a 100 y a 90 Km/h. Con todo mis respetos para esa persona, siento decir que SIEMPRE que se circule más despacio, la frenada va a ser más corta. Si vamos a 80 Km/h también lograremos detener el coche en menos metros que a 90 Km/h, ¿No?

Sintiéndolo mucho, tengo que decir que la culpa de los accidentes pueden tenerla las adversidades de la carretera o del tiempo atmosférico o, por qué no, la mala suerte, pero que en la gran mayoría de los casos la tenemos los conductores a los que nos pesa mucho el pie del acelerador o la vida nos parece demasiado corta para gastar unos minutos de más por ir a la velocidad que corresponde.

Creo que para bajar la siniestralidad en las carreteras, lo mejor es una ley firme y más medios para hacerla cumplir, y, por supuesto, una mayor concienciación social de la importancia de ello, porque, incluido yo, todos nos ponemos hechos una furia cuando el guardia civil de turno (que solo hace su trabajo) nos regala la receta de 300 € por conducir demasiado deprisa.

Para muestra, un botón:

En casa del herrero...

4 ago 2011

Nobis condenamus

Tras otro mes de parón (parece que mis entradas van a ser definitivamente mensuales), abro de nuevo la veda de la polémica con una "gran" noticia:

LA COMISIÓN DE SEGURIDAD DE LA O.N.U. CONDENA LAS MUERTES EN SIRIA.

Me parece sarcástico, por no decir directamente hipócrita, que se sientan mínimamente orgullosos de tal acto.

En Siria hay un señor que lleva en el poder mucho tiempo, y que ahora que se ha puesto de moda la revolución se ha visto con un "problema interno de estado", y ha encontrado en la reprensión violenta la solución a toda esa gente que no le deja dormir con tanto grito y pataleta.

La comisión de seguridad no solo ha estado manteniéndose callada ante tal masacre, si no que han habido países (Rusia, China, etc.) que directamente se han negado a tomar medidas contra el mandatario sirio, demostrando una vez más que priman los intereses políticos sobre las vidas de seres humanos.

Después de dos meses de negociaciones todos se dan una palmadita en la espalda por la decisión de condenar la sangre derramada, mientras a mí no deja de venirme una pregunta a la cabeza:

¿QUÉ ES ESO DE CONDENAR?

Aparte de ese señor mayor y con turbante que ha aparecido en televisión leyendo un folio que bien podía haber estado en blanco (el texto no se extendía más de tres líneas), la COMISIÓN DE SEGURIDAD DE NACIONES UNIDAS no hace nada más, pues han tomado la decisión de solo condenar, lo que viene a resumirse a lo contado anteriormente (portavoz leyendo un papel).

No van a crear ninguna resolución, ley o artimaña alguna que ayude a la gente que sigue muriendo allí mientras yo escribo esta entrada. No van a realizar ninguna acción contra el aun presidente sirio. No van a mandar tropas, ni a establecer ninguna zona de exclusión aérea (esto lo digo en tono sarcástico, viendo que esa medida en Libia significa "bombardear").

Esta serie de mandatarios se ha estado reuniendo durante dos largos meses, cobrando en ese tiempo mucho más de lo que el ciudadano medio cobrará en años (eso si tiene trabajo), han tenido al resto de los mortales esperando alguna decisión mientras en Siria se apagaban vidas día sí, día también, y al final solo aparece el hombre del turbante diciendo "Condenamos. No haremos nada, pero condenamos".

A mí, personalmente, no deja de parecerme una burla para la humanidad entera. Me parece de risa (por no decir para echarse a llorar), que cientos de personas mueran mientras otros se dedican a vacilar durante DOS MESES para luego no hacer nada.

Y pensar que sus sueldos salen de los impuestos de todos, y que quizá el día de mañana sea yo quien esté entre la vida y la muerte por alguna injusticia, mientras ellos siguen engordándose el bolsillo con mi dinero para no hacer nada.

29 jun 2011

"De ángeles y demonios"

Tras un mes en el que, sinceramente, no me ha apetecido escribir, vuelvo a taparme uno de mis ojos para volver a ser ese tuerto.

Hoy vengo a tocar un tema que tengo claro que me aportará más de un comentario negativo, pero que ni mucho menos por esta expectativa pienso dejar a un lado:

EL DE LOS BUENOS Y LOS MALOS.

Para poder abarcar bien este asunto, lo mejor es consumir un poco de historia, y qué mejor modo que a través del cine.

Desde pequeños se nos muestran dos elementos casi indispensables en toda película, y que rara vez faltan, y son el héroe y el villano.

En toda peli del oeste se nos presenta a esos tipos duros, con botas de cuero y gran puntería, que se chulean unos a otros escupiendo de lejos en un salón mientras piden otro whisky doble a un camarero generalmente calvo, con chaleco negro y unas bandas negras en los brazales de su camisa que a día de hoy, aun no sé para qué sirven. Estos tipos duros van luego por ahí haciendo la ley apretando un gatillo y matando a esos malvados indios que no hacen más que acosar a sus mujeres y niños, cortando cabelleras y gritando como salvajes.

Si nos vamos algo más al pasado, en las de romanos nos plantan por delante a esos legionarios fornidos, que conquistaron media Europa, luchando, gladio en mano, contra esos bárbaros vestidos con pieles de oso que solo quieren descuartizar a los pobres y dignos soldados del imperio.

Si ahora nos venimos al presente, el héroe se ha convertido en alguien vestido de camuflaje, que se marcha a proteger a su familia a miles de kilómetros de casa, porque lo que frenen allí, no llegará aquí, y que se va a acabar con la amenaza terrorista que hay tras todos y cada uno de esos hombrecillos vestidos con túnica, turbante y que lucen una barba excesivamente larga.

Para quien no haya pillado el sarcasmo que se esconde en todos los casos (espero que nadie esté en el caso), la cuestión que se me presenta al analizar todo esto de un modo NEUTRAL, APOLÍTICO y ATEO, es ¿Quienes son realmente los malos en todas estas etapas de la historia?

En el caso del pequeño Billy "dedosrápidos", lo que yo veo es a una panda de colonizadores que llegaron a una tierra que no les pertenecía, para arrebatar terreno, recursos y libertad a unos indígenas que llevaban allí miles de años conviviendo unos con otros, con más o menos guerras, cosa que también era bastante común en el viejo continente. Si yo fuese un indio, creo que la cabellera no sería lo que les habría cortado.

Si nos vamos a nuestros amigos hijos del imperio, me temo que si te pones a conquistar todo lo que te rodea, todo el que estaba rodeándote va a acabar bien mosqueado, y si para colmo son gente de las montañas que mata osos para vestirse, mal andaremos. Querían llevar la civilización a los alrededores del imperio imponiéndola con el exterminio...MUY CIVILIZADO.

Ahora viene la parte que más me gusta, porque estoy seguro de que tras leer esto, a mucha gente le va a cambiar la imagen que tenía de mí:

En el caso presente, no vemos (o no queremos ver), que nuestros jóvenes van a un país que NO PIDIÓ NUESTRA AYUDA, y que en vez de mejorar, ha empeorado de un modo drástico desde la llegada de las fuerzas internacionales.

Seguimos viendo al musulmán como ese loco que no duerme, planeando donde poner una bomba y que cuando ve que su vecino ha puesto alguna y ha funcionado grita como un maníaco. Lo vemos como algo maligno, como ese demonio que sigue a un dios que no es el nuestro (o el vuestro, en este caso), y del que todo lo que ha aprendido es que hay que matar al que no crea en lo mismo.

No queremos ver que para ellos, el demonio es ese hombre vestido de uniforme, que viene de un país lejano donde nunca le ha faltado de nada, a decirles qué deben y qué no deben hacer a través de la fuerza, controlando sus carreteras, lo que llevan en sus carromatos y registrándoles al pasar por un check point. Ven que ese extranjero está tomando el control de su país, y que en vez de ayudar y reconstruir, ha dado una patada a un avispero llamado fanatismo que siempre había estado ahí, pero que nunca había molestado, HASTA AHORA.

No quiero idolatrar al fanático musulmán, porque no creo que ningún fanatismo sea una buena cualidad del ser humano, pero, sintiéndolo muchísimo, también debo dar la razón a todos esos otros musulmanes a los que les han quitado su libertad, "EN POS DE LA LIBERTAD" (vaya ironía).

En occidente la gente se sigue estremeciendo al oír la palabra musulmán, y no paro de leer a "expertillos" que dicen que el Corán incita a la violencia, mientras ese libro "tan maligno" tiene, como la Biblia, sus interpretaciones. Seguimos viendo en las noticias sobre las revueltas en Oriente Próximo y Medio siempre la misma imagen, con miles de personas agachadas rezando orientadas a la Meca, y no paro de preguntarme si es casualidad que siempre les pillen rezando, o simplemente rezan todo el día. Vivimos en un mundo mediático, en el que quien cuenta la historia tiene el poder de otorgar los títulos de santos y malhechores a quien más le convenga porque, evidentemente, la historia siempre es contada por los vencedores.

Quiero dejar claro, lector cabreado, que si el día de mañana tengo un fusil en mi mano, y frente a mí hay otra persona apuntándome, no dudaré un sólo segundo en apretar el disparador, pero quedándome claro que no soy un héroe matando a un villano, si no una persona normal a la que han mandado a luchar contra otra persona normal.

"Mata a unos cuantos, y te llamarán asesino. Mata a millones, y te llamarán conquistador" (Napoleón Bonaparte).

7 may 2011

De la lengua y la soberbia española

Antes de ayer, en una reunión con mi jefa, nos dio por hablar de la negación de muchos españoles a aprender idiomas.

Esto, querido visitante, es un hecho. 

Si bien es cierto que también hay muchos Ibéricos que se manejan perfectamente en ese campo, tengo que decir que, bajo mi experiencia y la de mi jefa (que es croata y trabaja como consultora política), en nuestro país tenemos una obstinada negación a aprender lo que denominamos "su lengua".

No podría enumerar en cuantas ocasiones he instado a algún amigo, familiar o compañero de trabajo a estudiar inglés, y he recibido respuestas como "¿Por qué tengo yo que aprender su lengua? Que aprendan ellos la mía", o "Es cierto, un día de estos me meto a una academia y me pongo las pilas".

En el segundo de los casos, prácticamente estamos comparando el hecho de aprender algo que nos abrirá muchas puertas en todas partes, y que debería ser algo normal entre nuestros conocimientos, a acciones como dejar de fumar, o perder unos kilos. No es pecar de soberbia, pero sí que lo es de pereza. 

El mayor problema lo veo yo en los casos en que la respuesta es la primera de las dos que he expuesto. 

Para aquellos que suelen responder así, tengo que decirles que no se trata de aprender la lengua de otros, como británicos o estadounidenses, sino aprender la lengua que se ha determinado como común e internacional. No se trata de darles a "ellos" la facilidad de comunicarse con nosotros. Se trata de adquirir una herramienta para poder comunicarnos con personas de CUALQUIER PARTE DEL MUNDO.

Lo segundo que me sorprende de esta contestación en concreto, es el hecho de que la gente que reacciona así no es consciente de lo que dice. Si se actuase como aconsejan, estaríamos hablando de un alemán que tiene que aprender griego cuando viaje a Grecia, para luego tener que estudiar danés cuando vaya a Dinamarca, etc.

No queremos darnos cuenta del bajo nivel medio que hay en nuestro país en lo que se refiere a lengua extranjera (también lo hay en otras materias, claro). Esto nos lleva a una situación en la que estudiamos inglés o francés en la escuela como una obligación que no nos servirá de nada en el futuro, como podría ser el caso de educación física para alguien que tenga pensado ser programador informático en su etapa adulta. 

El problema viene luego en varios sentidos.

Por ejemplo, cuando sí que necesitamos el uso del inglés para comunicarnos con algún extranjero, o para viajar fuera de España. Nos apuntamos entonces a costosos cursos intensivos, en los que aprenderemos a ritmos frenéticos y nos habremos olvidado de la mitad en un par de semanas. 

Si no optamos siquiera por eso, iremos hasta el mismísimo fin del mundo con nuestro maravilloso lenguaje de signos, para pedir una cerveza o un café allí donde estemos, y creedme cuando os digo que quedamos de palurdos que no salimos de casa más que a comprar el pan.

Pongo como ejemplo Bosnia y Herzegovina, país en el que resido actualmente. Aquí, exceptuando a las personas mayores, que obviamente se educaron en otro sistema, todo el mundo habla inglés. No hablo de un nivel superior, ni mucho menos, pero sí que hablo de que entras a cualquier establecimiento y siempre podrán más o menos entenderse en inglés, de modo que la compra y la venta no acaben convirtiéndose en una fiesta de chimpancés gesticulando y haciendo ruido.

En una ocasión, debatiendo con un amigo sobre el nivel educativo en España y comparándolo con este país, su respuesta, una vez se le acabaron sus argumentos, fue "Claro, ahora va a resultar que Bosnia tiene el mejor sistema educativo del mundo".

Mi respuesta fue que, aun teniendo prácticamente el mismo sistema que tenían cuando existía la antigua Yugoslavia (uno de los más potentes de Europa), yo mismo consideraba que el sistema aquí es lo que debería ser algo medio, y que el problema en España era que hemos bajado tanto el listón, que una vez más tengo que usar la expresión de "El Tuerto, Rey del País de los Ciegos", para describir a alguien que tiene un nivel aceptable de inglés.

5 may 2011

La Crisis del Miedo y la Oportunidad

Como dije hace dos días en la primera entrada de este blog, hoy hablaré de la crisis (tema poco original, pero que por muy rutinario que haya llegado a ser, sigue teniendo a muchísima gente en un callejón sin salida).

Lo que me planteo al pensar en esto no es cómo podremos salir de la precaria situación a la que hemos llegado. La duda que me asalta es la de cómo y por qué hemos alcanzado este punto.

El "CÓMO":

Desde hace algunos años, todos venimos aprendiendo más de lo que hacíamos antes, sobre un tema que entendíamos más bien poco: economía y bolsa. Sólo sabíamos que si la bolsa iba mal, los precios subían y todo iba peor, y con eso podíamos considerarnos unos conocedores medios de tan complicado tema.

Luego vino un señor llamado Ben Laden, que la lió muy gorda y cabreó a un tal Bush, que en ese momento era el hombre más poderoso del planeta. Hasta ahí, todo quedaría en cosas de buenos y malos, o de héroes y villanos (cada cual, que dé el título que quiera a cada uno de los dos).

Entonces, llegó la parte en la que toda esa guerra de ángeles y demonios afectó a los simples mortales. Sin motivo aparente, el barril de petróleo empezó a subir de precio, unas veces porque quemaban los oleoductos en esas tierras lejanas de donde se saca la mayoría del llamado "oro negro", otras porque los costes de extracción del mismo subían y, la parte que más me gusta, por la desconfianza de los inversores y de los agentes bursátiles.

Esta desconfianza es la que mueve al mundo, según veo cada día. Si ellos desconfían, suben los precios. Si suben los precios, eso acaba derivando en la subida de todo lo demás. A mí, lo siento mucho, pero esa ecuación no me cuadra en absoluto.

En cuanto ha saltado la liebre en Libia, el petróleo se ha puesto otra vez por las nubes, cuando ese país aportaba el 2% aproximadamente de la importación de sus clientes. Para colmo, los impuestos sobre ese mismo producto y su venta suben a pasos agigantados, mientras a la hora de bajar, en las noticias presentan bajadas ínfimas como grandes eventos. Si a alguna mente medianamente inteligente le da por comprobar la diferencia entre costes y precio final, rápidamente se convertirá en una mente primitiva ordenando a los puños a golpear la pared.

Esto podríamos aplicarlo a muchísimos productos de comercio internacional, pero el combustible es el mejor ejemplo de cómo puede todo un sistema encarecerse, sólo por la desconfianza, para que al final el único afectado sea el pobre ciudadano de a pie que ya no puede llenar el tanque sin que le baje la tensión al ver su tarjeta bancaria echando humo al pasarla.

El POR QUÉ:

Esta es una cuestión de difícil respuesta, aunque yo tengo mi preferida: El CHANCHULLEO.

En el argot popular, el chanchulleo es hacer algo de dudosa ética para conseguir lo que deseas. En España, como en muchos países, la crisis comenzó con unos cuantos de esos por parte de los bancos. Cuando todo se fue al garete junto a las dos famosas torres, las primeras en esconder la cabeza bajo la tierra fueron las entidades bancarias. De repente, todo estaba excesivamente mal y necesitaban ayuda, ya que sin ella no podrían dar créditos a la gente para que pudiesen financiar sus negocios, casas, etcétera. Los pequeños comerciantes se vieron con las manos atadas y los bolsillos vacíos para poder impulsar sus ideas de negocios y producir más consumo y movimiento de dinero. Esto llevó a que otras empresas derivadas de esos negocios tuviesen que cerrar o, en el mejor de los casos, recortar plantilla. Todo se convirtió en una cadena económico-alimenticia que se rompía en un eslabón bastante alto y dejaba sin comer a los inferiores.

Pero lo mejor estaba aun por llegar.

El Gobierno, en su ánimo de ayudar (más vale tarde que nunca), inyectó dinero a bancos y cajas para que pudiese reactivarse la economía en nuestro país, gesto que estos elementos recibieron de buena gana. El chanchullo que se marcaron fue que, tras coger el dinerito, siguieron sin soltar un céntimo y se lo quedaron todo para ellos, para sus maniobras de inversión y ganancias. Es como si te quejas de no tener dinero para hacer un regalo a tu hermano pequeño, y cuando tus padres te dan 20 € tú le compras un chupa-chups y te quedas con el resto.

Por supuesto, no podemos quitar su parte de culpa a todos esos empresarios que aprovecharon esta falta de financiación para recortar plantilla, cosa que antes no podrían haber hecho debido a la protección que tenía el empleado contra esas acciones. No dejamos de ver que empresas privadas, como (sin ánimo de dar pistas) esa de telefonía que se privatizó hace algún tiempo, siguen cogiendo el humo del puro de los beneficios por una mitad sonriente de la boca, mientras con la otra mitad hacen gesto de perrito cojo y expulsan empleados, en vez del humo sobrante.

¿Cómo saldremos de esta? Dejando de tener miedo...

Nosotros tenemos el poder del voto, y en nuestro país hay más de dos partidos políticos, así que de nada vale quejarse luego de que siempre ganan los mismos.

Nosotros compramos, vendemos y usamos. SOMOS la economía.

Como me decían en mi anterior trabajo: "¡A llorar, al río!"