7 may 2011

De la lengua y la soberbia española

Antes de ayer, en una reunión con mi jefa, nos dio por hablar de la negación de muchos españoles a aprender idiomas.

Esto, querido visitante, es un hecho. 

Si bien es cierto que también hay muchos Ibéricos que se manejan perfectamente en ese campo, tengo que decir que, bajo mi experiencia y la de mi jefa (que es croata y trabaja como consultora política), en nuestro país tenemos una obstinada negación a aprender lo que denominamos "su lengua".

No podría enumerar en cuantas ocasiones he instado a algún amigo, familiar o compañero de trabajo a estudiar inglés, y he recibido respuestas como "¿Por qué tengo yo que aprender su lengua? Que aprendan ellos la mía", o "Es cierto, un día de estos me meto a una academia y me pongo las pilas".

En el segundo de los casos, prácticamente estamos comparando el hecho de aprender algo que nos abrirá muchas puertas en todas partes, y que debería ser algo normal entre nuestros conocimientos, a acciones como dejar de fumar, o perder unos kilos. No es pecar de soberbia, pero sí que lo es de pereza. 

El mayor problema lo veo yo en los casos en que la respuesta es la primera de las dos que he expuesto. 

Para aquellos que suelen responder así, tengo que decirles que no se trata de aprender la lengua de otros, como británicos o estadounidenses, sino aprender la lengua que se ha determinado como común e internacional. No se trata de darles a "ellos" la facilidad de comunicarse con nosotros. Se trata de adquirir una herramienta para poder comunicarnos con personas de CUALQUIER PARTE DEL MUNDO.

Lo segundo que me sorprende de esta contestación en concreto, es el hecho de que la gente que reacciona así no es consciente de lo que dice. Si se actuase como aconsejan, estaríamos hablando de un alemán que tiene que aprender griego cuando viaje a Grecia, para luego tener que estudiar danés cuando vaya a Dinamarca, etc.

No queremos darnos cuenta del bajo nivel medio que hay en nuestro país en lo que se refiere a lengua extranjera (también lo hay en otras materias, claro). Esto nos lleva a una situación en la que estudiamos inglés o francés en la escuela como una obligación que no nos servirá de nada en el futuro, como podría ser el caso de educación física para alguien que tenga pensado ser programador informático en su etapa adulta. 

El problema viene luego en varios sentidos.

Por ejemplo, cuando sí que necesitamos el uso del inglés para comunicarnos con algún extranjero, o para viajar fuera de España. Nos apuntamos entonces a costosos cursos intensivos, en los que aprenderemos a ritmos frenéticos y nos habremos olvidado de la mitad en un par de semanas. 

Si no optamos siquiera por eso, iremos hasta el mismísimo fin del mundo con nuestro maravilloso lenguaje de signos, para pedir una cerveza o un café allí donde estemos, y creedme cuando os digo que quedamos de palurdos que no salimos de casa más que a comprar el pan.

Pongo como ejemplo Bosnia y Herzegovina, país en el que resido actualmente. Aquí, exceptuando a las personas mayores, que obviamente se educaron en otro sistema, todo el mundo habla inglés. No hablo de un nivel superior, ni mucho menos, pero sí que hablo de que entras a cualquier establecimiento y siempre podrán más o menos entenderse en inglés, de modo que la compra y la venta no acaben convirtiéndose en una fiesta de chimpancés gesticulando y haciendo ruido.

En una ocasión, debatiendo con un amigo sobre el nivel educativo en España y comparándolo con este país, su respuesta, una vez se le acabaron sus argumentos, fue "Claro, ahora va a resultar que Bosnia tiene el mejor sistema educativo del mundo".

Mi respuesta fue que, aun teniendo prácticamente el mismo sistema que tenían cuando existía la antigua Yugoslavia (uno de los más potentes de Europa), yo mismo consideraba que el sistema aquí es lo que debería ser algo medio, y que el problema en España era que hemos bajado tanto el listón, que una vez más tengo que usar la expresión de "El Tuerto, Rey del País de los Ciegos", para describir a alguien que tiene un nivel aceptable de inglés.

1 comentario:

  1. La verdad es que cuando viajas te das cuenta de lo cenutrios que podemos llegar a ser. Y cuando recibimos a los extranjeros aquí, más de lo mismo. Odio esas situaciones en las que los españoles se piensan que los extranjeros son sordos, y que gritando les entenderán mejor.
    Mucho camino queda para una globalización lingüística.
    Un abrazo!

    ResponderEliminar

Por favor, si deseas dejar un comentario, estás en tu derecho, pero recuerda que ese derecho acaba donde comienza el mío o el de otra persona que haya comentado. No insultes ni faltes al respeto. Gracias.